Nuestros principios educativos
Nuestro colegio es un centro católico, abierto a toda clase de alumnos bajo los principios de Santa María Micaela y de su pedagogía “Amor a Dios, al mundo y al hermano”.
Todos los hombres, de cualquier raza, condición y edad, en cuanto participantes de la dignidad de la persona, tienen el derecho inalienable a una educación que responda al propio fin, al propio carácter, al diferente sexo, y que sea conforme a la cultura y a las tradiciones patrias, y al mismo tiempo, esté abierta a las relaciones fraternas con otros pueblos, a fin de fomentar en la tierra la verdadera unidad y la paz .
Es deseo de la Santa Iglesia que todos los hombres puedan gozar el beneficio de una esmerada educación sea por parte de los padres en el seno de la familia, sea en la escuela en la que se completa la formación comenzada en la familia.
Gravissimum Educationis”, sobre la educación cristiana. N° 1.
La misión específica de la escuela católica es transmitir de modo sistemático y crítico la cultura a la luz de la fe y de educar el dinamismo de las virtudes cristianas, promoviendo así la doble síntesis entre cultura y fe y fe y vida. Dentro de esa misión, la escuela católica es consciente de la importancia que tiene la enseñanza de la doctrina evangélica tal como es transmitida por la iglesia católica.
Sagrada Congregación para la educación católica: “La escuela católica” N° 49
Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, son los primeros y principales educadores. Es pues, obligación de los padres formar un ambiente familiar animado por el amor, por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezca la educación integral personal y social de los hijos.
Declaración: “Gravissimum Educationis”, sobre la educación cristiana. N° 3. Concilio Vaticano II.
Todo hombre y toda mujer por más insignificante que parezcan, tienen en sí una nobleza inviolable que ellos mismos y los demás deben respetar y hacer respetar sin condiciones; que toda vida humana merece por sí misma, en cualquier circunstancia su dignificación; que toda convivencia humana tiene que fundarse en el bien común, consistente en la realización cada vez más fraterna de la común dignidad.
Documento de Puebla: N° 317
La Iglesia cree firmemente que Cristo, muerto y resucitado por todos, ofrece al hombre, por su Espíritu, luz y fuerzas que le permitan responder a su altísima vocación, y que no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en el que deban salvarse. Cree, asimismo, que en su Señor y Maestro se encuentra la clave, el centro y el fin de toda la historia humana
Constitución pastoral “Gadium et Spes” sobre la Iglesia en el mundo actual” N° 10. Concilio Vaticano II.
El nombre de Adoratriz y Esclava del Santísimo Sacramento y de la Caridad, nos obliga a adorar al Santísimo siempre, sin separarnos jamás de Jesús, como una esclava que una cadena hace andar unida al Sagrario donde mora el Santísimo Sacramento; y es también esclava de la caridad, que es clavo de amor. El amor a Jesús la hace mirar a su prójimo como a sí misma y este es un precepto puesto por Dios y para cumplir este mandato y precepto del Señor estamos sus esclavas” – “El mundo es para mí un Sagrario.
Me gusta se repita al Señor esta alabanza por buenos y por malos: ¡ALABADO SEA EL SANTÍSIMO SACRAMENTO! ¡Que yo muera albándote, mi Dios!
Santa María Micaela. Reglamento interior.